La fraternidad como fundamento de la antroposofía
La fraternidad es clave para un trabajo antroposófico eficaz. Conecta diferentes niveles de trabajo espiritual, desde la actividad individual, hacia la interacción con otras personas, y la construcción de una comunidad en lo espiritual.
El desarrollo de la antroposofía tiene sus condiciones propias. Su bienestar y crecimiento depende de la fraternidad: „Respecto a la Antroposofía hay que decir: solo crece sobre el suelo de la fraternidad, solo puede prosperar en fraternidad, que tiene su origen en el contexto en el que el uno da al otro lo que tiene y lo que es capaz de hacer“. Así lo caracteriza Rudolf Steiner en 1922 en (GA 211). ¿Por qué el camino de desarrollo y conocimiento necesita de la fraternidad?
Tres etapas del trabajo espiritual
El camino del conocimiento comienza con la actividad individual. Esta circunstancia puede suponer un peligro: si por el acceso individual, el conocimiento se convierte en único y absoluto, necesariamente surge la unilateralidad. Se forman escuelas de hábitos de pensamiento cerrados, que también encontrarán sus seguidores y prosélitos. Y ya falta poco para caer en el aislamiento sectario. En el organismo humano, por ejemplo, cualquier tipo de desintegración significa la aparición de la enfermedad, así como, a la inversa, la „reintegración“ lleva a la curación y la salud. En el contexto social, el aislamiento y la separación traen consigo una especie de „enfermedad“ que tiene un efecto debilitante sobre la comunidad humana.
La antroposofía no puede crecer y prosperar en tal suelo. Para su desarrollo, necesita el intercambio mutuo, el diálogo, la conversación. Las unilateralidades solo se superan a través del vivo encuentro con el otro; entonces los resultados de un trabajo realizado se colocan en un contexto más amplio. Luego, en el encuentro con el otro, podrá surgir el despertar en el ser anímico espiritual ajeno. En el desarrollo individual del conocimiento, una cualidad angelical inspira, como mensajero espiritual, los pensamientos e ideas fructíferas; en cambio en una comunidad del conocimiento entramos en el ámbito de los arcángeles. En él se logra un nivel que va más allá de la conquista individual del conocimiento, y por lo tanto tiene una envergadura mayor.
Para esta forma de trabajo, lo importante es que se formulen las preguntas adecuadas; la comunicación convincente es lo menos importante. La persona que formula una pregunta generalmente sabe muy bien si las respuestas obtenidas realmente corresponden a su pregunta, o no. En este sentido, la persona que pregunta a menudo ya „sabe“ la respuesta en el subconsciente, por lo tanto su pregunta es como un órgano sensorial que luego percibe la respuesta como apta o no.
El conocimiento que es fruto de un esfuerzo común produce los sentimientos de alegría y agradecimiento. Sopla el espíritu entre las personas y se hace presente en la comunidad. Da ahí se alcanza un tercer nivel: la presencia del espíritu en la comunidad. Es una imagen que refleja en lo pequeño el misterio de Pentecostés, que se produce cuando dos o más se reúnen en un solo nombre. De este espíritu pueden surgir acciones libres. Con este nivel, se asciende al ámbito de los espíritus de la personalidad. El espíritu empieza a actuar en la vida, en forma de espíritu del tiempo. También en este contexto, la antroposofía solo crece en el suelo de la fraternidad.
El conocimiento y la construcción de comunidades
Ninguno de los tres niveles es prescindible. En el movimiento antroposófico, por ejemplo, conocemos enfoques muy diferentes, cada uno de los cuales tiene su justificación si sabe explicar de manera transparente el método de conocimiento. Sin embargo solo conducirán a un crecimiento fructífero de la antroposofía si alcanzan el segundo nivel, el de la fraternidad, el diálogo. Los conflictos a menudo surgen a raíz de que no se han dado los pasos hacia la fraternidad. Ya se trate de pedagogía, agricultura, medicina o arte, los fructíferos desarrollos en los campos de la vida surgen de la fuente común de la antroposofía.
El mutuo reconocimiento de los trabajos realizados en las diferentes Secciones es la condición para ascender desde la perspectiva de los ángeles a la de los arcángeles. También aquí, el trabajo será fructífero solo sobre el fundamento de la fraternidad. Los retos del presente requieren la cooperación de las Secciones, del mismo modo que el desarrollo saludable del niño depende de la actuación concertada en la pedagogía, nutrición, actividad artística y medicina. Solo entonces la fuerza irradiadora de la antroposofía se desplegará con fuerza frente a las necesidades de la civilización.
Por lo tanto, la Escuela Superior Libre y sus Secciones, como fuente esotérica, busca la conexión del trabajo científico espiritual con la eficacia en la práctica. Esta es la condición con la que el espíritu se vuelve práctico y eficaz en el presente, actuado como espíritu del tiempo en los campos de la vida de la Sociedad.