Cambio ecológico en la medicina

Cambio ecológico en la medicina

25 agosto 2020 Matthias Girke Visto 3735 veces

La medicina se ha alejado de la naturaleza: mientras que el antiguo arte de curar encontraba sus remedios en los reinos naturales, ahora empieza a construir, optimizar y «diseñarlos» mediante nuevas tecnologías. Algunos de estos medicamentos tienen efectos beneficiosos, pero también suponen una carga cada vez mayor para la naturaleza.


En las aguas subterráneas se encuentran hoy restos de medicamentos antiinflamatorios y analgésicos, junto con antibióticos, fármacos psicotrópicos y preparados hormonales. Incluso la anestesia tiene un impacto negativo en el clima: Una hora de anestesia general puede producir emisiones que corresponden a las que expulsa un automóvil en un viaje de 375 a 750 kilómetros (‹Deutsches Ärzteblatt› no. 117/25). Necesitamos urgentemente un cambio ecológico en la medicina, y por lo tanto un arte de curar que compagine la salud del ser humano con la salud de la Tierra.

Por qué enferma el ser humano

Rudolf Steiner e Ita Wegman plantearon esta cuestión en su libro publicado conjuntamente, ‹Fundamentos para una ampliación del arte de curar› (GA 27). La causa de las enfermedades somáticas radica en la actividad anímica-espiritual: a través de los procesos de conciencia, el ser humano quita fuerzas vitales a su organización, unas fuerzas que en consecuencia le faltan para la regeneración y la curación. Se conocen muchos ejemplos de sobrecarga pensante y traumas mentales que repercuten en enfermedades. Donde se desarrolla la conciencia, se produce una sombra, la enfermedad.

En la naturaleza, las fuerzas vitales no han alcanzado el estado de la conciencia despierta y siguen siendo efectivas, con gran sabiduría, en los procesos orgánicos de construcción y formación. Para la curación, las sustancias naturales preparadas farmacéuticamente pueden tener un efecto terapéutico y compensar el debilitamiento de la organización biológica humana. Considerando que la naturaleza nos proporciona las sustancias de nutrición pero también fuerzas curativas, nuestra relación con ella en el fondo debería ser más fraternal.

La esencia del arte de curar

El objetivo supremo de la curación es el de promover el desarrollo humano. El principio curativo decisivo es la libertad del ser humano: Eliminando los procesos mórbidos mediante la terapia, podemos activar «instantáneo efecto de acto reflejo», según la formulación de Rudolf Steiner, las fuerzas curativas en el paciente. Por lo tanto, la curación es siempre una actividad humana y un hito evolutivo. La medida en que el paciente pueda ser parte activa de tal evolución depende del factor del destino de nuestro ser, en palabras de Christian Morgenstern: de la «sabiduría del yo superior». En este sentido, en la medicina se complementan entre ellos la voluntad de curar y la voluntad de karma.

Para ser parte de un cambio ecológico, la medicina necesita una orientación hacia el macrocosmos y los reinos de la naturaleza, de donde provienen las fuerzas curativas que se ponen al servicio del desarrollo humano. El desarrollo espiritual, ya sea resultado del camino del conocimiento o de la experiencia de una enfermedad, puede fortalecer estas fuerzas curativas. La palabra latina ‹mederi› (curar) tiene la misma raíz que ‹meditación›. La meditación propicia el proceso curativo en el ser humano y sus miembros constitutivos y fue recomendada por Rudolf Steiner en forma de mantras para enfermos.

La meditación también tiene un efecto curativo en los reinos de la naturaleza: La forma en que pensamos sobre la naturaleza se convierte en su destino. El pensamiento utilitarista, que la interpreta como un mecanismo complejo, impone fuerzas degenerativas a los procesos vitales naturales. En cambio, el pensamiento vivo y los ideales morales reconfortan las fuerzas de devenir de la naturaleza. Desde esta perspectiva, podemos entender que el desarrollo espiritual y moral del ser humano está relacionado con su salud física y la salud de la Tierra.


Matthias Girke, nacido en 1954 en Berlín, es doctor en medicina interna, diabetología y cuidados paliativos. Desde 2016 es director de la Sección Médica del Goetheanum y desde 2017 forma parte de la Junta Directiva de la Sociedad Antroposófica General.