¿Cómo queremos vivir juntos?

¿Cómo queremos vivir juntos?

30 mayo 2023 Gerald Häfner Visto 2888 veces

¿La familia? ¿Cómo funciona? ¿Cómo queremos convivir? Ya no hay reglas fijas. Nadie quiere vivir a la antigua usanza y según patrones establecidos. Las Festivales de Familias de la Sección de Ciencias Sociales ofrece espacios de intercambio sobre «la familia del presente».


Queremos ser libres y autodeterminados, emprender nuestro destino, conquistar el mundo. Hemos traído nuestro destino con nosotros. Lo llevamos dentro, igual que nuestra libertad. Nadie puede decirnos cómo vivir.

Así es como hoy nos colocamos en el mundo. Y, sin embargo, no queremos ser ermitaños ni mónadas, no queremos ir solos por la vida. Un mundo lleno de personas solitarias sería frío, extraño y estéril. Los humanos no somos solitarios, sino seres relacionales. Nos necesitamos los unos a los otros, tanto como necesitamos el aire para respirar o la luz y la comida para vivir.

Los niños nos necesitan aún más. Quieren y necesitan comunidad.

Cuanto más avanza la individualización, cuanto más crecen en cada individuo la capacidad y la voluntad de llevar una vida autodeterminada, más urgente y más grande se hace la tarea de cultivar la vida en común de una forma consciente.

La célula madre de la convivencia humana

La pregunta de cómo podemos y queremos vivir la vida familiar hoy es decisiva, tanto para nuestras vidas como para el futuro de la vida y de la humanidad en general. La familia es la célula madre de la vida, la célula original de la convivencia humana. Nos da envoltura para el cuerpo, la vida y el alma. Desde el nacimiento hasta la muerte, está ahí, nos sostiene y nos ampara. Es al mismo tiempo don, destino y reto. No es algo disponible y dado; es lo que hacemos por ella en cada momento.

En el momento de la pandemia, tan dramático para muchas personas, pudimos experimentar lo esencialmente importante que es el ambiente personal y cercano, el espacio en el que nos apoyamos, nos acompañamos y nos cuidamos, estando ahí los unos para los otros, en el que nos damos amor, cariño y confianza, y en el que nos desarrollamos los unos en y con los demás.

Sin embargo, la familia no sólo puede facilitar el desarrollo personal e individual, también puede imposibilitarlo. Puede convertirse en una jaula, incluso en un infierno. Algunas personas lo saben por experiencia propia. Algunas personas también tienen miedo de formar una familia porque no quieren que sus propios hijos vivan lo que tuvieron que vivir ellos.

La antigua familia solía seguir normas fijas. Los papeles para el hombre y la mujer estaban bien definidos y predefinidos. Lo que contaba no era la propia concepción del mundo, el propio objetivo y la felicidad en la vida, sino el cumplimiento de una estructura y un papel determinados por el Estado, la Iglesia, las circunstancias económicas y las reglas del entorno familiar. Estas convenciones siguieron transmitiéndose de generación en generación durante mucho tiempo, en forma de instrucciones, ya sea de los mayores, del sacerdote o de libros e instrucciones sobre el reparto de los papeles en el matrimonio y la familia según las condiciones del género.

Encontrar el propio destino con libertad y autodeterminación

Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado. Ya no existe una imagen única y fija de la familia. Los papeles que antes estaban rígidamente asignados se han vuelto más flexibles y versátiles. Hoy los hombres pueden ser tiernos y vulnerables, las mujeres seguras de sí mismas. El reparto de tareas no está fijado de antemano y es asunto de un mutuo acuerdo libre.

No todas las familias se ajustan al modelo tradicional de padre, madre e hijos. Muchas son monoparentales, otras son de parejas del mismo género o familias mosaicas. Otras formas nuevas son las familias numerosas o multigeneracionales, las comunidades de cohousing o convivencia o las estructuras colectivas de las ecoaldeas.

Ya no existe ninguna norma objetiva, ningún «bien» o «mal». La única pregunta es: ¿Cómo son nuestras experiencias? ¿Cómo nos va a nosotros y a las personas con las que convivimos? ¿Qué necesitamos y qué tenemos que aprender? ¿Qué necesitan nuestros hijos?

Las preguntas se han hecho más grandes y más difíciles. Precisamente porque ya no existe la forma única que ha sido válida durante siglos, la pregunta se hace hoy mucho más acuciante: ¿Cómo quiero vivir?, o ¿Cómo puedo encontrar de una manera libre y autodeterminada mi propio camino en la vida, y al mismo tiempo encontrar, experimentar y transmitir conexión, fidelidad y fiabilidad?

Más que nadie, nuestros hijos necesitan ambas experiencias: adultos autodeterminados que al mismo tiempo sean atentos y cuidadosos. ¿Cómo podemos vivir la fiabilidad en este sentido sin aprisionarnos en expectativas fijas, valores morales o convenciones preconcebidas? ¿Podemos liberarnos y apoyarnos mutuamente? ¿Y crecer a través de momentos de enfrentamiento y mutuo entendimiento?

Queremos mover juntos estas y otras cuestiones relacionadas. Para ello, les invitamos a venir al Goetheanum en verano, la época más hermosa del año, cuando el parque jardín del Goetheanum está en plena flor y ofrece un ambiente maravilloso para nuestro Festival de Familias, tanto para padres como para niños.


Festival de Familias ¿Cómo queremos vivir juntos?, del 29 de julio al 1 de agosto de 2023, Goetheanum